Éste es el título del informe sacado a la luz por WWF/Adena, en el que se ha desprendido que casi 7.500 animales, en su mayor parte aves rapaces, fueron
envenenados en España entre estos años, siendo la mayor parte aves rapaces
El 38 por ciento de los animales fallecidos eran rapaces (2.761
ejemplares), el 27 por ciento mamíferos domésticos (un 80 por ciento
perros y el resto córvidos), el 21 por ciento otro tipo de aves y el
ocho por ciento carnívoros terrestres.
El uso de los cebos envenenados para eliminar predadores ha sido utilizado
en España desde el siglo pasado. De hecho, su utilización fue aprobada con la
Ley de Caza de 1879 y fue legal hasta el año 1983.
Aguila imperial encontrada envenenada en la provincia de Avila, provincia en la que se han encontrado muchos cotos de caza con especies envenenadas.
Con éste método, los cazadores eliminaban a las especies que
eran competencia en la caza (los que se alimentaban de
conejos, liebres y perdices) y los ganaderos se libraban del lobo con el mismo método.
La estricnina, el veneno más potente y acumulativo y el más utilizado
para envenenar cebos, fue prohibida poco antes de 1983, precisamente
por su elevado potencial y los daños que causaba en la fauna silvestre.
Poco después de su prohibición, especies que se encontraban al borde
de la extinción y que casi habían sido diezmados tras décadas de
envenenamientos masivos con estricnina, comenzaron a recuperarse.
Sin embargo, desde los años noventa, se producen más y más casos de envenenamiento -sobre todo gracias a los pesticidas agrícolas- que
vuelven a ser un problema para la fauna ibérica y para algunas especies
tan amenazadas como el águila imperial, el buitre negro, el
quebrantahuesos, el oso pardo o la cigüeña negra.
Según datos de WWF/Adena, para el águila imperial ibérica, en muy grave peligro de extinción, el veneno fue la primera causa de
mortalidad entre 1995 y el 2000.
La situación es también preocupante en el caso del buitre leonado,
que no es una especie amenazada pero cuya población mundial reside en un
90 por ciento en nuestro país.
Además, otras rapaces como el milano real o el alimoche han sufrido
reducciones drásticas de su población en los últimos años por el uso
ilegal de cebos envenenados.
Así consta en el informe "El veneno en España. 1990-2005, un trabajo
elaborado por WWF/Adena con los datos facilitados por el SEPRONA y las
administraciones autonómicas.
Según este informe, entre las 2.761 aves rapaces envenenadas entre
1990 y 2005 se encontraron 841 buitres leonados, 538 milanos negros, 363
milanos reales, 354 buitres negros, 128 busardos ratoneros y 144
alimoches.
También se encontraron 79 águilas imperiales ibéricas (quedan 216
parejas en todo el mundo), 86 águilas reales, 32 búhos reales, 15
lechuzas, 16 quebrantahuesos (quedan 120 parejas) y ocho ejemplares de
oso pardo (entre 1998 y 2005).
Increible, pero cierto que todavía haya personas con esta mentalidad.